Lunes, qué diferente sienta cuando no significa el inicio de la semana laboral...
Esta vez tocó visitar uno de los iconos más emblemáticos de New York y de los USA:
Aquí estamos, la señora libertad y yo, disfrutando del hermoso día.
Aunque no se puede subir al mirador de la cabeza, el ferry que te lleva a la Liberty Island ofrece innumerables panorámicas de la estatua y Manhattan. Por cierto, por si tenéis pensado viajar a New York: la visita a Ellis Island os la podéis ahorrar.
Aun sin las torres gemelas, el skyline de Manhattan sigue siendo espectacular.
Y a Brooklyn, a por un par de antojos que tenía: el Puente de Manhattan (concretamente desde este punto, donde se rodó una de las escenas más dramáticas de una de las mejores películas del cine. (Ovación)
Y el Puente de Brooklyn. Al fondo Manhattan.
Por la noche, de copas por el Village. Chicos, esto es otro mundo. Imaginaos una calle llena de garitos como Monasterio (Barcelona), qué digo una calle, un pequeño barrio. Pues esto es el Village. Las calles entre la 3rd, McDougal, Bleecker, justo por encima del SoHo son el sueño de los amantes de la música en directo. Llenas de garitos de los cuales el 90% ofrece cada noche de la semana actuaciones de grupos o jam sessions hasta bien entrada la madrugada. Desde bares de copas más "sibaritas" hasta tugurios de lo más "añejo", todos ellos con buena música; porque claro, aquí la peña sabe tocar. Hasta el más matao nos da 100 vueltas. Esta noche estuvimos en The Bitter End, bareto al estilo "Bierhaus" (sí, con la misma roña en las mesas), donde primero tocó un trío jazz-blues brutal. Después una banda llevaba la jam-session donde la peña iba pasando a tocar algún tema acompañado de la banda. De varias nacionalidades y estilos (predominando el blues y el rock, eso sí), pasaron por el escenario unos cuantos músicos. Buenísimos. Como curiosidad: la "pintas" de la foto, con un violín eléctrico dorado y con purpurina, tocó en un par de temas unas improvisaciones de blueses de Eric Clapton que eran para mear y no echar gota.
Y el sitio, lleno de gente que estaba difrutando de la música. Un local a rebentar y sólo se oía la música.
Y otra cosa: aquí está prohibido fumar en cualquier lugar público, y la gente lo respeta a rajatabla. Yo pensaba que era en Europa (la de encima de los Pirineos) donde estaba la gente civilizada, pero veo que hasta en New York existe más respeto y consideración con los demás que en nuestro país...
Total, el Village, un paraíso en una ciudad con una cultura de música en vivo superior.