jueves, 26 de julio de 2012

Los grandes del humor británico

Final entre Alemania y Grecia, por los Monty Python:



Lectura de las Bodas de Caná, por Rowan Atkinson:



lunes, 16 de julio de 2012

El dinero no da la cultura

Señor Presidente, y conste que le trato de señor no porque usted lo merezca, sino porque mis padres me educaron en el respeto, cosa que parece que a usted y los de su partido no hicieron los suyos.

El dinero no da la cultura, ni la educación, como queda patente tras las palabras de algunos de sus ministros y ministras. El dinero no da la cultura, pero la falta de él sí impide el acceso a ella. Y con las medidas que últimamente está tomando para “salvar” el país, desde recortes en educación, subida de tasas universitarias, hasta la reciente subida del IVA, (que supone en casos como el teatro pasar del 8 al 21%) lo que consigue es alejarnos a todos de las posibilidades de disfrutar de esa cultura. Se me ocurre que tal vez sea eso lo que usted y sus compinches de la derecha más rancia pretendan: que sólo el pudiente pueda acceder a esos privilegios a los que el populacho no accedía años ha, como el teatro, la música… (una educación de calidad, estudios superiores…).

Y así, mientras se llenan la boca con el concepto de “nación”, y el “viva España”, y el patriotismo y demás, su pueblo va camino de ser cada vez más inculto, de tener la mente cada vez más adormecida (¿será esa otra de sus intenciones?), de tener unos niveles educativos y una enseñanza pública cada vez más precarios… Eso sin contar con qué va a pasar cuando, al encarecer ese sector, más profesionales vayan directos a esa bolsa de parados que parece no tener fondo y que aumenta cada vez que usted propone medidas que “tanto le están doliendo”. Eso sí, en un alarde de “doblepensar” sigan ustedes indignándose con cada ataque a sus queridas corridas, esa “fiesta nacional” suya, que suponen un ataque contra la “cultura” y que ponen en peligro tantos puestos de trabajo.

¿No se da cuenta de la riqueza que supone una población bien preparada, con un nivel cultural superior? Tal vez no sea una riqueza que a corto plazo pueda traducirse directamente en euros, pero pienso que si seguimos así su querido reino va camino de ser un país pobre en todos los aspectos. Y tonto, muy tonto.. Aunque en realidad tampoco sé si eso le preocupa mucho, que ya le va bien tenernos a todos idiotizados con el fútbol…

Y digo yo, que si tan graves son las medidas que está tomando, y si tanto le duelen, ¿de qué se reían tanto los miembros de su partido cuando las anunció?
Ah, ahora vaya a gastar mucho dinero en campañas contra la piratería y contra las descargas, que le van a hacer falta.

viernes, 13 de julio de 2012

Por noches así... [AoM] (final)

El pasado viernes 6 de Julio  los Angels of Mercy, nuestro modesto tributo a los grandes Dire Straits, dimos un concierto en el Big Bang Bar de Barcelona.

Antes de nada, agradecer la ayuda de Miki y Marta con la logística, Francesc Morata por las fotos (autor de las que cuelgo con el post) y por supuesto por la gente del Big Bang Bar. Un bar del Raval de ambiente muy musical, con aspecto de usado, de viejo rockero, del estilo de ese rock añejo que nos gusta, porque nuestra música no es precisamente nueva, es vieja pero con clase y personalidad, como el Big Bang Bar. Tiene al fondo una puerta que se abre una pequeña sala no muy grande, acondicionada para directos. Aunque el espacio no sobraba, encajamos en el pequeño escenario bastante bien.

Poco a poco la gente fue llegando y llenando la gradería metálica que rodeaba el espacio de delante del escenario. El ambiente fue estupendo: nuestras incondicionales, que aguantan nuestra afición con estoicismo. Grupos de amigos, que están ahí siempre que pueden, animando y reconfortando. Compañeros de trabajo que son algo más que compañeros. Un gran número de tuiteros/blogueros, conocidos de “la nube” que aprovechan una ocasión así para quedar a cenar y conocernos en persona. Incluso un par de grupos de fans de Dire Straits que han venido más de una vez, y que nos hace pensar que no lo debemos estar haciendo tan mal… y algún que otro desconocido.

Espero no haber olvidado a nadie, porque con esta review quiero daros las gracias. Gracias porque aunque toquemos porque nos apasiona la música y nos fascinan los Dire Straits, estamos ahí para pasar momentos como el del pasado viernes. Fue uno de los mejores conciertos que hemos dado, y no por la calidad de nuestra interpretación, sino por las sensaciones vividas. Realmente lo pasamos, hablando mal, de puta madre. Porque cuando tocas delante de un público entregado como vosotros, con el que “conectas”, que conoces, que te transmite la alegría y el buen rollo que transmitisteis vosotros; cuando ves que la gente aplaude porque les gusta lo que haces; cuando ves que esas personas los están pasando tan bien con lo que estás haciendo; cuando alguien reconoce el inicio de un tema poco conocido y se le alegra la cara por lo que va a sonar; cuando tienen ganas de verdad de un bis; cuando acabas y os acercáis a saludar, a felicitar… Cuando pasa todo eso, es cuando realmente disfrutas con lo que haces, te llena de satisfacción, hace incluso que toques mejor. Y es por noches así por lo que estamos donde estamos, por lo que ensayamos cada semana, cargamos trastos de arriba abajo y vamos de un lado para otro. Es por noches así, tocando en directo ante gente como vosotros, consiguiendo una conexión especial durante esos 90 minutos gracias a la música, por lo que hacemos todo esto. Es por sentir el calor que nos dais y poder compartir nuestra pasión con vosotros. Es por noches así por lo que tiemblo antes de un directo, por lo que me emociono durante, y por lo que me apeno después (lo justo, sabiendo que habrá más ocasiones).

Gracias, y os prometo que seguiremos ahí, en la carretera, por noches así.

Fin.


miércoles, 11 de julio de 2012

Por noches así... [cita] (interludio)

Es la hora de comer de un día cualquiera. Espera, no es un día cualquiera porque esta noche es especial: tengo otra cita. Y por eso, a la hora de comer del día de esa noche (esto es una especie de guiño al "Hard Day's Night de los Beatles) no tengo hambre. El caso es que mucho antes de que llegue la cita los nervios hacen mella en mi rutina básica. Así que como sin ganas y no puedo pensar en otra cosa que no tenga relación con lo que pasará en pocas horas. Lo que pasará cuando me encuentre con ella.

Empiezo a prepararme. Espero no olvidar nada, aunque siempre se tiene esa sensación de que "me dejo algo...". Todo listo? Me ducho y paso demasiado tiempo delante del armario, escogiendo qué me pondré. "Camisa o camiseta? Tipo de calzado? Qué pantalón?", Quiero darle una buena impresión. Ay! ese conflicto eterno, compromiso entre "quiero ser yo mismo pero quiero quedar bien", malditas convenciones sociales... Qué hora es? Voy a llegar tarde otra vez? Aghh, esto es estresante (y estupendo al mismo tiempo).

Creo que estoy listo. Cojo el coche y me voy. Por el camino imagino como puede ser esta noche. Siempre es diferente, una nueva situación, pero siempre es igual: no importa cómo me encuentre yo, porque lo que haga dependerá de ella. ¿Estará animada? ¿Se mostrará receptiva o pasará de mí? Porque lo que haga yo desde el instante en que la vea estará condicionado a la actitud que ella tenga. Y yo estaré mejor o peor en función de si la veo disfrutando o no. Un círculo vicioso. Y estoy ilusionado, y tengo ganas de estar frente a ella, y a la vez no quiero que llegue el momento, porque cuando llegue, y cuando pase, se habrá acabado, y no estaré seguro de cuándo se repetirá. Otro círculo vicioso.

Llego antes que ella así que ultimo los preparativos. Me lavo las manos. Me miro en el espejo y me digo: va a ser una gran noche. Y se acerca el momento en el que nuestras miradas van a cruzarse por primera vez, otra vez. Estos minutos previos tienen un sabor especial. Entre nosotros sólo se interpone una puerta, a veces incluso ni eso, sólo una cortina. Y una vez cruzada no hay vuelta atrás. Me siento fuerte, me siento débil. Desde aquí es posible que incluso oiga su voz. Pero ha llegado la hora: pongo mis pies en el escenario, me cuelgo la guitarra, me giro y la veo: ahí está ella, la audiencia, y es hora de rockandrollear!

Continuará...


Si quieres leer la primera parte de esta particular trilogía, pincha aquí.

lunes, 9 de julio de 2012

Por noches así... [DS] (primera parte)

A los 15-16 años (tarde, tardísimo) empecé a interesarme por la música. Empecé a escuchar las cintas de mi padre, The Beatles, sobretodo. Me compré el cassette de Roxette Tourism y empecé a intercambiar cintas con la gente del “cole”, recopilatorios de canciones del momento, bandas sonoras, cintas de los grupos de “pop-rock català” exitosos de esa época...

Empecé además a tocar un poco la guitarra. Mi padre (dondequiera que estés, te agradeceré tu influencia eternamente) me enseñó los acordes y empecé a aporrear su guitarra acústica. Pero la cejilla del Fa y el Si pudo conmigo y la dejé abandonada (estuvo así cerca de un año). Bueno, aparcada, pero yo eso no lo sabía...

Tiempo después, en una excursión, dos de mis muy mejores amigos (Dani y Jordi, seguro que no os acordáis) me dejaron un walkman con una vieja cinta, regrabada y gastada, con una música que no me sonaba de nada, y que además era de un grupo “viejo”, con un nombre difícil de pronunciar. Encima, no era para nada easy listening: eran canciones largas, que no seguían la radio fórmula a la que estaba acostumbrado. Extensas estrofas, estructuras musicales elaboradas, pasajes instrumentales no repetitivos y estribillos que no parecían estribillos. Mi primer pensamiento fue “¿y esto les gusta tanto? Pero si casi es aburrido!”, pero había algo más: esa música tenía algo que hipnotizaba, algo que despertó en mí un deseo de aprehenderla (sí, aprehender, con h intercalada), mi corazón (porque la música se oye con el corazón, no con el oído. Y si no entiendes esto, sal de mi blog y no vuelvas, porque no me vas a entender en la vida), mi corazón quería comprenderla, conocerla y sumirse en ella. Con una mezcla de sorpresa, escepticismo, extrañeza y sensación de descubrimiento vital les pregunté que qué era “eso”. Estaba escuchando el Making Movies, de los Dire Straits.

Después oí sus éxitos (que sí me sonaba alguno) y entre ellos el Sultans of Swing, una verdadera maravilla. Mi primo Toni me dejó el cassette recopilatorio Money for Nothing. Me lo grabé y quedé embobado con el Down to the Waterline y compañía. Para mi 17 cumpleaños, mi hermano Carlos me regaló mi ¿primer? CD, el directo On the Night. Abrumador, explosivo. Temas de 6, 7, 10 minutos! Ambientes instrumentales únicos, solos de guitarra cargados de sentimiento, y con la energía y fuerza de un concierto en directo. Ese álbum finaliza con Brothers in Arms, una p~#a obra maestra, una canción que al oírla en directo se convirtió en mi tema musical favorito del mundo mundial para siempre jamás.


Y fue ahí. Ahí es cuando dije “joder, yo quiero poder tocar esto”. La fabulosa música de Mark Knopfler, su técnica, su sensibilidad y su fuerza. Yo quería tocar eso. Cogí la guitarra y no paré de tocar hasta que pude hacer los dichosos Fa y Si. (Bueno, en realidad no he parado aún... Y espero no parar nunca, porque es mi Pasión y sé que el día que no pueda morirá una parte de mí). Un par de meses más tarde, al acabar el curso del 1994, mi padre me compró mi primera eléctrica. Una Fender Stratocaster Mexicana que terminó siendo bautizada como “Guadalupe”.

Luego, por supuesto, caería con el tiempo toda la discografía de esa mítica banda y de Él en solitario. Álbum a álbum, de estudio, directos, el grandioso Alchemy, fueron multiplicando mi afición por esta banda... cada uno una joya a descubrir, lleno de esos temas que creó ese genio escocés de ascendencia judía.


Y ha habido más grupos, más estilos, más guitarristas, montones de temas que he tocado en un momento u otro con la guitarra. Infinidad de tardes con los CDs en el reproductor mientras yo tocaba, imitaba, improvisava, con la música de fondo. Pero la magia de poner un CD de los Dire Straits, será por siempre única.

Decía al principio que empecé tarde a interesarme por la música. Pues sí, tarde, porque si hubiera entrado antes en el mundo del intercambio de cintas (entonces era un mundo, no tan fácil pero sí más “auténtico” y personal que el intercambio de mp3), si hubiera descubierto antes a los Dire Straits... habría llegado a tiempo de verles en directo en su última gira, allá en el 1992-93. He visto a Knopfler muchas veces en directo, pero nunca a los Dire Straits. Esa es la espina que tendré siempre clavada.


Y por noches así, por noches como la del On the Night, como la de Nimes del 29 de Septiembre del 1992, es por la que toco la guitarra, y por la que toco (o lo intento) la maravillosa música de Knopfler y sus Dire Straits. Y aunque no llegué a verles en directo, al menos puedo rendirles tributo en los Angels of Mercy.

Continuará...

lunes, 2 de julio de 2012

Los Angels of Mercy en el Big Bang Bar

Los Angels of Mercy estaremos este viernes en el Big Bang Bar de Barcelona. Y por sólo 3 euros podréis disfrutar con esta banda tributo a los Dire Straits.

Os esperamos!