Santiago de Compostela
Aunque ya hace dos semanas, aquí van unos fragmentos del puente en Santiago con Noemí, Jordi y Roser. (Para más detalles, y fotos de los presentes, pronto en Facebook).
3 días en la ciudad de los peregrinos. Nosotros no fuimos andando, pero nuestro penitencia hicimos, ya que aunque volvimos con Vueling, fuimos con Ryanair! Tras la batalla campal por un asiento para nosotros y un hueco para nuestro equipaje de mano, 80 minutos de clase turista y llegamos a destino.
La ciudad es relativamente grande, pero el casco antiguo, que es a lo que íbamos, tiene un tamaño más que asequible a pie. Me gustó mucho, todo el suelo de piedra, todas las construcciones antiguas. Enormes muros, paredes de grosor espectacular, y monumentos por doquier.
El tiempo, de todo: sol el primer día, llovizna a ratos el resto, viento frío, aunque la temperatura tampoco era tan baja como esperaba. Eso sí, del constipado a la vuelta no me libró nadie.
Y la comida, muy buena. Muchísima oferta en restauración. Pienso que acertamos bastante: lo que comimos, y por el precio al que comimos, es difícil de encontrar por aquí.
Ellos 3 se pegaron una mariscada. Yo no la "disfruté", pero a cambio me metí entre pecho y espalda un chuletón de 500 gr con su guarnición... y un plato de gambas, para acompañarles un poco.
Mucho ambiente, sobretodo la noche del miércoles 7 y el día del jueves 8.
Sitio de copas recomendado: el Vaova (Rúa da Algalia de Arriba 18). Una buena carta de GinTonics y otros combinados. Buena música y ambiente.
Un sitio recomendado donde comer: Bar Casa Manolo (Plaza Cervantes). Menú diario con múltiples platos a escoger. Buena y variada comida, bien hecha, y cantidades de las que a mi me gustan :-)
Y otro donde cenar: Filandón (Rúa da Acibechería 6). Vinos, embutidos, tostas... Muy pintoresco, bien de precio, y con chimenea, que se agracede cuando llegas de la calle.
Por lo demás, mucho patear, muuuchas iglesias, un par de museos de arte moderno (uno de ellos dentro de una de ellas), peregrinos por todas partes.... y un gaitero peñazo permanentemente en la impresionante plaza do Obradoiro.
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