Corría el curso 92-93. En un programa de videclips pusieron una canción Pop-Rock de un grupo sueco llamado Roxette titulada How Do You Do!. Por entonces nunca me había interesado demasiado por la música (sólo escuchaba las cintas de los Beatles de mi padre) pero me gustó mucho esa canción. Tanto que me compré un cassette, el Tourism, que me encantó de principio a fin. Al comentarlo con mis amigos Dani, Sergi, Jordi, Mireia... se interesaron por él y con el "déjamelo y yo te dejo otra cinta", empecé a intercambiar cassettes, y con ello a descubrir a grupos de música como los Dire Straits, entre otros muchos. Un año después mi padre me compraba mi primera guitarra eléctrica, una stratocaster. Casi 20 años después, bueno, ya sabéis lo que la música es para mí.
Explico todo eso para intentar que entendáis lo que significó esa canción, esa cinta y ese grupo. Y Roxette no quedó sólo en esa cinta: he llegado a tener hasta sus primeros 5 LPs (ya en CD), 2 conciertos y un recopilatorio. Cierto que mi gusto por los Dire Straits y Bruce Springsteen fue aún superior. Pero me siguen gustando esos 8 CDs como el primer día.
Ayer esta banda tocó en el Palau Sant Jordi. Nunca les había visto en directo y si he de ser sincero, estaba nervioso, emocionado, ilusionado por verles por primera vez en directo. Me sentía como un adolescente! Sí, tenía entradas (gracias, Noemí) y sí fui a verles!
Y sí, aun lloviendo fuimos pronto a hacer cola, y sí, fuimos rápido para coger buen sitio allí, en la pista, lo más cerca posible del escenario. Y lo conseguimos: quedamos a unos 10 metros del escenario, tan cerca como para poder verles las arrugas :-) (y es que tienen ya una edad...). El Palau Sant Jordi estaba a tope, salvo algunas filas de la gradería.
Empezaron con los teloneros, un grupo mallorquí llamado "Casa Rusa": su primer tema estuvo francamente bien, con caña, pero su repertorio, aunque correcto, fue perdiendo interés poco a poco. Con 2 o 3 temas me hubiera dado por satisfecho. Eso sí, mejores de mucho de lo que se oye por la radio...
Y volviendo a Roxette: sí, disfruté del concierto. Cierto es que sorprendía un poco verles ya maduros tocando una música así, y hay que reconocer que Marie Fredriksson está lejos de lo que fue un día (hay que recordar que es una mujer que hace pocos años fue intervenida de un tumor cerebral y que tuvo que reaprender a leer y contar). En la voz se agradeció el apoyo de la corista, y en los movimientos se notó que físicamente tampoco está en su mejor forma. Aún así ahí está, de gira internacional, su actuación fue muy digna y nos regaló unas melodías preciosas. Admirable.
Per Gessle fue como siempre imaginé: alegre, exagerado en sus movimientos, teatral con la guitarra, fresquísimo y animado. La imagen de tío enrollado, guay, despreocupado... una estrella del Pop-Rock. Muy al estilo de sus canciones. Justo lo que quería ver. Justo lo que requiere un grupo así. Muy comunicativo con el público (incluyendo un par de frases en catalán).
El repertorio, de dos horas escasas, estuvo dominado por sus viejos éxitos (Dressed for Success, Dangerous, It Must Have Been Love, How Do You Do!, The Look, Listen to my Heart...) y alguno de los temas de su último disco Charm School, pop muy cañero y alegre muy fiel a su estilo de siempre. La combinación de los temas más alegres y las baladas fue perfecta.
La banda estuvo muy bien, todos maduros pero musicalmente totalmente integrados en el show. La sonorización mejorable: no sé si por estar tan cerca que los altavoces de los lados quedaban direccionados hacia atrás, pero las voces se oían flojas. Claro que no ayudaba tener justo detrás una gilipollas (lo siento mamá) con voz de pito que cantó (encima mal) toooodas las canciones. Hacia la mitad nos fuimos un par de metrós para atrás y mejoró mucho el sonido.
Como curiosidades: no, no cantaron ni una sola versión en castellano (gracias, señor!). Y así como en Madrid, a modo de guiño el guitarrista tocó "Paquito el chocolatero" (perfavort! Perdonales porque no saben lo que hacen...) ayer se marcó un himno del barça rockero que hizo las delicias del respetable. Incluso Marie F. vistió por un par de temas la camiseta de Messi.
Aunque no fue el concierto de mi vida y esperaba un poco más (hay que reconocer que podría haber estado mejor, más que nada en cuanto a cómo se percibía el sonido desde allí abajo y obviamente el estado de salud de la mitad del dúo. Ojalá me hubiera decidido a verles en su último concierto, hace 10 años), sin duda mereció mucho la pena oir esos temas en directo y recordar esa etapa de mi vida. Sentirse otra vez adolescente con una música que contagia tanto el buen rollo, coreando esos temas míticos y emocionándose con esas baladas tan buenas.
Perdonad por el rollo, pero la ocasión lo merecía.